A las 17:30, tras la interesante mesa estilo "ultima cena davinciana" en la que la participación del público ha sido la mayos de las jornadas hasta ahora, probablemente gracias, entre otras cosas, a los ponentes quienes, con una actuación bastante desigual, han conseguido un buen resultado. Hontza y Lorena han estado en su linea, o sea, muy bien.
Y aunque quedaban algunas cosas interesantes durante el resto de la tarde, "Alorza", Jaio la Espía, Lorena y yo hemos decidido darnos un rato libre para hacer un poco turismo. Y, habiendo visitado el casco antiguo de la capital cacereña la noche pasada, hemos decidido acercarnos al hermosísimo pueblo de Trujillo. Otro pueblo con un casco antiguo fantástico y que nadie que ande visitando estas tierras se debe perder.
Y conocedores del pequeño ataque de bilbainismo que se produjo en este precioso pueblo viviendo todavía el odiado general, nos hemos dirigido hacia la parte mas alta del municipio. Allí hamos visto la torre adjunto a la iglesia, que según cuentan en "arteguias de Trujillo", es una reconstrucción realizada en el siglo XX siguiendo fielmente su fisionomía en base a fotos antiguas y grabados de la época, pues lamentablemente la primitiva hubo de ser derribada en 1871.
Este campanario también se hizo famoso por el escándalo que supuso, en su momento, el hecho de que uno de los canteros se tomó la licencia de colocar un escudo del Athletic de Bilbao como capitel. Escándalo entonces que hoy se ha convertido en todo un orgullo para nosotros.