De hecho, la no aceptación consecuente de esta realidad es la que hace tan difícil alcanzar una unidad permanente y sin fisuras entre los partidos democráticos. Atentados como el de anteayer deberían servir, por tanto, para que todos nos hagamos cargo de la verdadera naturaleza del enemigo al que nos enfrentamos. En este asunto, la ingenuidad no es ya ingenuidad, sino que se ha convertido hace tiempo en hipocresía.
Asimismo tampoco puedo estar mas de acuerdo con Miren Azkarete, cuando hablando de EiTB, manifiesta que el grupo de comunicación público vasco se ha constituido en el principal referente audiovisual del país, capaz de generar contenidos de información y entretenimiento propios. Y contra todo eso ha atentado ETA, que tiene miedo a la libertad y que con sus hechos demuestra odio a este país y a los hombres y mujeres que lo constituimos.
Es decir volvemos a los dos bandos. Los que odia ETA y los que le rien las gracias porque les gusta o porque no tienen lo que hay que tener.
Es decir volvemos a los dos bandos. Los que odia ETA y los que le rien las gracias porque les gusta o porque no tienen lo que hay que tener.
A ver si esto queda claro entre los que toman altas decisiones.