¿Es razonable permitir la entrada a un lugar a alguien que presume de no condenar el intento de destrucción de ese lugar? ¿Se puede hacer política sin un reconocimiento previo de todos los DD.HH.? ¿Puedes convivir tranquilamente con alguien incapaz de condenar tu propio asesinato?
Hoy en ETB un grupo contrario a las obras del TAV, incapaz de condenar la destrucción de la sede del grupo emisor de la noticia, incapaz de condenar el asesinato de una persona ligada a las obras de una de las infraestructuras claves para el desarrollo del País, un grupo de gentes que cuando no se les deja hacer lo que quieren se enfadan y, tras sus protestas, suelen resultar maquinas o instalaciones destruidas, se quejaban porque la Ertzaintza había hecho uso de la única violencia legal en una sociedad democrática. ¡Morro que tienen los colegas!
Evidentemente, su locura les ha enfermado, pero esta enfermedad no es eximente de sus fechorías.