Vamos a pensar que sólo tenemos tres horas para supervivir. Vamos a suponer que la vida te deja sólo tres horas para tomar decisiones. Tres horas. Tres horas es lo que deja Israel para que los habitantes de la franja de Gaza puedan limpiar heridas y reponer suministros. Después de esas tres horas vuelve el plomo. Piensa que sólo tienes tres horas.
No se en qué pasaje de la Biblia se habla de dar tres horas de tregua, pero seguro que existe un texto que se refiere a esas generosas tres horas.
Leo la Biblia muy a menudo y me parece maravillosa la calidad literaria y legendaria del texto. Y las barbaridades y las generosidades que se recogen un él. Pero no recuerdo nada relativo a las tres horas. Preguntaré.
Que Israel tiene derecho a defenderse no lo discuten más que los terroristas de los alrededores. Que la actual respuesta israelí a unos ataques sistemáticos es un disparate, no tengo la menor duda.
Estoy dispuesto a vivir en el sur de Israel un tiempo aceptando que puedo morir por un cohete Kasam.
No estoy dispuesto a vivir en la franja de Gaza cuando Israel se propasa.
En un caso tengo muchas probabilidades de vivir. En otro caso tengo mucha probabilidades de morir.
Pero nos han concedido tres horas para comer, limpiar heridas y revisar cuántos faltan.
Israel, mi admirado Israel, nunca pensé que pudieras ser tan cínico en tu generosidad bíblica.
( Recogido del blog de Luis Solana )