en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

miércoles, 7 de enero de 2009

Urkullu, ETA, la I.A. y los "radicales".

En unas declaraciones que he leído estos últimos días festivos, el presi ha dicho, y con toda la razón, que el único y verdadero nacionalismo de construcción nacional es el que, desde el respeto a la diversidad y desde la solidaridad, es motor de modernidad y de bienestar. Cierto. Además, probablemente es la fuerza que mejor ha sabido adaptarse a los tiempos desde la inteligencia de lo pequeño. El apoyo conseguido hasta ahora así lo demuestra.

También "ha invitado", invitación que hacemos nuestra la gran mayoría de la ciudadanía, a la organización terrorista mas famosa y repelente de este país, para que "dé por cerrado el círculo" que abrió con su nacimiento hace cincuenta años y "desaparezca" para siempre. Es muy probable que no acepten la invitación por las buenas pero no es menos cierto que su final está cada vez mas cerca.

Y volvió a criticar la Ley de Partidos y a defender la presencia de la izquierda abertzale en las elecciones autonómicas del próximo 1 de marzo. Y aquí sí que me gustaría matizar, porque la izquierda abertzale estoy convencido de que va a estar. "Aralar" es su fuerza política mas digna y seguro que seguirá obteniendo representación parlamentaria. Y aunque yo no la vote, me alegraré mucho de que sigua siendo una fuerza representativa del arco parlamentario democrático de este país. 

Lo que yo no tengo tan claro es que otras fuerzas que intentan apropiarse de ese nombre, a las que la prensa da tanta canchita y les otorga esa definición para mi inmerecida, puesto que ni son izquierda ni son abertzales y que mejor responderían al nombre de "radicales", algunos pacíficos y otros no tanto, tengan derecho a participar en un juego que ellos mismos dicen detestar y en el que participan para beneficiarse de los derechos e ignorar los deberes que implica el tomar parte en el mismo, como por ejemplo, la defensa de todos los derechos humanos y la condena de la violencia.

Además, me parece un contrasentido pedir que estén para luego no dejarles gobernar porque nos dan vergüenza ajena. Mejor que no esten hasta que acepten los ddhh y la democracia y sean capaces de condenar la violencia. 

Cada uno en su sitio. Los democratas al parlamento y los otros, pues no.