A instancias de un diputado comunista, un grupo de parlamentarios franceses pide que se prohíba el burka en las calles de las ciudades de Francia. El impulsor de la medida, Andre Gerin, mantiene, en su escrito remitido a la Asamblea que esta forma de vestir "encierra literalmente el cuerpo y la cabeza de la mujer que lo lleva, convirtiéndose en un verdadero calabozo ambulante". La medida no se dirige sólo a erradicar el burka; también amenaza al niqab, otra vestimenta negra que sólo enseña los ojos de la mujer.
Los 57 parlamentarios que se han sumado a la iniciativa de Guerin, remitida a la Asamblea el pasado miércoles, suscriben, además, que tanto uno como el otro "son una afrenta a la libertad de la mujer y a la afirmación de su feminidad". Y añaden: "La mujer se encuentra en una situación de reclusión, de exclusión y de humillación intolerable".
A la espera de que la propuesta se vea en el Parlamento, el Gobierno no excluye una ley que regule el asunto. En Francia se lo están tomando en serio. Y entonces me vienen a la cabeza frases como la de que "cuando las barbas de tu vecino veas cortar pon las tuyas a remojar", es decir, yo no esperaria a comprobar que ni en Euskadi ni en España algunas mujeres vivan y paseen por nuestras calles encarceladas en determinadas ropas, supuestamente bajo predicamentos religiosos, que algunos digan que hay que respetar por reconocimiento a no se qué pluralidad fruto, en mi opinión, de la permisividad a religiones hoy en día muy alejadas del reconocimiento de los derechos humanos de todas las personas.
Los estados laicos, y la Unión Europea lo es, deben de respetar el desarrollo de las diferentes religiones, siempre y cuando no vulneren derechos hace tiempo reconocidos en nuestro viejo continente.
Probablemente no puedan impedir que existan estados religiosos (Vaticano, Iran y demás países cuya esencia de estado radique en la religión) pero no debe permitir que esa carencia democrática se expanda libremente en "territorios liberados" de la opresión obligatoria de la religión.
Probablemente no puedan impedir que existan estados religiosos (Vaticano, Iran y demás países cuya esencia de estado radique en la religión) pero no debe permitir que esa carencia democrática se expanda libremente en "territorios liberados" de la opresión obligatoria de la religión.
(Recogido parcialmente de elpais.com)