Desde el norte de África a la costa italiana,
desde Túnez y Libia mucha gente africana
de Somalia, Nigeria, Senegal como Ghana
pone agua por medio, va buscando el mañana.
Al cruzar en las tripas de una barca inhumana,
bajo pago en mano, tocateja mediana,
esa acuosa frontera, esa aguada aduana,
de la mar, Mare Nostrun que se llama galana.
Y con dicha mediante y oración musulmana,
animista, hinduista, protestante o cristiana,
encontrar nueva vida o la muerte, su hermana.
Cuando no patrullera que se esmera y afana
en echar por la borda de manera tirana
el soñar de esa ola que se ahoga, es humana.