Hoy hace quince días, algunos sindicatos, en mi opinión, de manera irresponsable, convocaron una huelga general, y obtuvieron un importante fracaso como respuesta a su llamada. Un fracaso que parece que todo el mundo quiere pasarlo de puntillas. Ni los propios convocantes lo han reconocido, algo que al menos les honraría, ni el resto de los sindicatos y/o partidos le han dado, en mi opinión, el eco que se merece.
No voy a pedir dimisiones por clara falta de apoyo a los líderes convocantes, entre otras cosas, por el nulo caso que me iban a hacer, pero autoproclamarse con una representación sindical superior al 55% y reconocer que en ningún caso, ni inflando los datos de la manera más desvergonzada, saldría una cifra de apoyo similar en ningún sector ni comarca, debería de hacerles pensar.
Pero ni la respuesta obtenida parece llevar a los sindicatos convocantes, especialmente a ELA, a "recapacitar" sobre su "posición de negativa permanente a todo tipo de diálogo" y ayer mismo, en la reunión con el Lehendakari, le comunicaron su negativa a sentarse en la mesa con las demás partes implicadas. Hay gente que no espabila ni en cabeza ajena ni explicándoselo clarito y despacito. Euskadi está harta de confrontación y ELA se niega una vez más a escuchar ese clamor. ¡Lástima!
Comentario aparte, o mención aparte, merece la cobarde actitud, desde hace años, de los comercios de Sopelana. Un día en el que la gran mayoría de las tiendas de todo Uribe Kosta trabajaron con la normalidad que solo los piquetes interrumpían periódicamente, solo un municipio de la zona, sucumbió al miedo, no atreviéndose a abrir los locales. Nadie en su sano juicio, deduce que semejante unanimidad es fruto de una coincidencia de criterio, y solo los "pre-democráticos" de siempre pueden justificar semejante clima mafiosil.