El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

jueves, 11 de junio de 2009

¡Siempre nos quedará Obama!

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A nivel nacional, el triunfo del PP es pírrico. Lo saben pero eso permite a sus partidarios más jóvenes pedir a grito pelado la dimisión de Zapatero y otorgar el título de presidente a Rajoy. Hasta marzo de 2012, el presidente del gobierno, Jose Luis Rodríguez Zapatero tiene su puesto asegurado. Mariano Rajoy, por un lado, está apuntalando su liderato y por otro preparando unas elecciones legislativas –únicas que conducen a la Moncloa– con tres años de anticipación. De aquí a entonces quedan muchas minas que el líder de la derecha tendrá que desactivar.

Hemos contemplado una Esperanza Aguirre agazapada, retrayendo sus garras durante la campaña electoral. Las tendencias dentro de la derecha entran en hibernación cuando se acercan los comicios. El “todos a una” de Fuenteovejuna era una actitud del pueblo frente a los poderes omnímodos del monarca. Ahora lo practican los pudientes ante la oposición del pueblo. La “gauche divine”, la que se desayuna con principios éticos y estéticos, aprovecha estas ocasiones electorales para darle una patada en las espinillas al gobierno socialista. No solo se ha producido esto en España, sino en toda Europa. Bien señores: No han ganado nada dentro de sus respectivos países pero han conseguido que la derecha más ultramontana nos gobierne durante unos años cruciales para salir del foso donde nos metió … esa misma derecha ultraconservadora.

Cuando Estados Unidos, en un giro histórico, se acerca a un socialismo europeo, creador del Estado de Bienestar en nuestro continente, la Unión Europea se echa en brazos del neoconservadurismo de George W. Bush, Dick Cheney, Donald Rumsfeld, Paul Wolfowitz y Richard Perle. Las tres cuartas partes de nuestras leyes nacionales se originan en el mayor parlamento del mundo, en Estrasburgo. Mientras hablábamos del Falcon de Zapatero, entregábamos el poder a José Manuel Durao Barroso, “el cuarto hombre de las Azores”. Y ahí también es culpable Rodríguez Zapatero.

Me entusiasma poco que haya triunfado la Europa que solo pensaba en emigrar a los EE.UU. de Bush, la de los gemelos diabólicos de Polonia, Lech Kaczynski y su hermano Jaroslaw, de la Chequia euroescéptica de Václav Klaus, países que pactaron por su cuenta instalar en su territorio los radares y misiles de Bush sin contar con la Unión Europea a la que acababan de adherirse. Tenemos una Europa con un socialismo británico de la “Tercera Vía” que se echó en brazos de los ultraconservadores de Washington y ahora cae estrepitosamente en la irrelevancia. Downing Street está al alcance de la mano de los tories de David Cameron. Italia en manos de un Jesús Gil y Gil reencarnado en Silvio Berlusconi.

Hubo una Unión Europea que dijo “NO a la Guerra” de Irak y a la que José María Aznar, escudero del tejano Bush, denominaba despectivamente, “la Vieja Europa”. Una Europa en la que Jacques Chirac, de la derecha francesa, estaba con quienes consideraban inmorales las guerras preventivas. Los polacos eran la “Nueva Europa”. Ahora que EE.UU. quiere convertirse en socio formal de Europa, esta abandona la posición que le gustaba a Barack Obama y se derechiza para recoger la antorcha de los creadores de Guantánamo y Abu Ghraib, los mismos que han arruinado a medio mundo con sus especulaciones. Un desgraciado cruce de papeles. Menos mal que “siempre nos quedará Obama” … y Rodríguez Zapatero por ahora.

(Recogido del Blog de Enrique Meneses)