Hoy, un año más, presenciaremos el debate eterno y aburrido sobre la Carta Magna. Y oiremos, un año más, a los que dicen aborrecerla, siempre por estas fechas, aunque luego la busquen y la defiendan en sus quehaceres y reivindicaciones cotidianas. Hoy, un año más, de lo que debiera ser una celebración vivida con absoluta normalidad, que no debería de ser noticia, algunos buscan el titular donde la rutina ya no da mas de sí.
Pero también hay que recordar, y no sin preocupación, que al día de la fecha, no hay una interpretación normalizada de la Ley máxima, y sirva como ejemplo de lo que digo el enorme problema que se presenta en Cataluña este mes con la resolución que se avecina, sea la que sea, del Tribunal Constitucional. Esto sí que debería de preocuparnos.
También merece la pena señalar cómo en este País, un día como hoy, todavía algunos estudiantes y trabajadores, para demostrar su rechazo a la carta magna, hacen como que trabajan y estudian, o estudian y trabajan, acudiendo a sus respectivos lugares "en señal de protesta". Ninguno de los mismos, que yo sepa, ha protestado nunca de la misma manera dos días después ante el "incalificable atropello" que supone la celebración de la "¿inmaculada concepción?". ¿O esta simpática contradicción les mola más y les parece mas "tolerable"?
Y para terminar la reflexión de hoy, quiero señalar la lamentable votación de esta semana en la que una vez mas la representación popular vasca, popular de pueblo no de gaviotas, en el Parlamento, se ha mostrado dividida ante la propuesta de celebrar el 25 de Octubre como Día de Euskadi. A mi, personalmente, me puede dar igual o darme lo mismo una fecha u otra, y en aras del consenso creo que todos tendríamos "algo" que ceder, pero me parece lamentable, una vez mas, que los que gobiernan, ahora PSE y antes PNV, fijen fechas simbólicas con el apoyo del 51% del País. Así nunca tendremos una fecha de todos los vascos y las vascas. Y así nos va ...