Si la evolución democrática que hemos constatado este último año en la izquierda abertzale es sincera e irreversible, sin marcha atrás, resultado de sus nuevas convicciones, debe abordar su legalización, haciendo frente con claridad a las cuestiones que han sido causa de su ilegalización.
Los tribunales no la ilegalizaron porque no condenara la violencia, sino porque entendieron que formaba parte de un entramado dirigido por ETA. El quid de la vuelta a la legalidad no está en el rechazo a la violencia, sino en el pronunciamiento claro sobre la incompatibilidad entre el nuevo proyecto de la izquierda abertzale y la continuidad de ETA, aunque sea en hibernación.
Debe afirmar que su ‘proceso democrático’ requiere de una estrategia donde no hay lugar para la organización armada. Abordar la legalización significa asumir con valentía que ya no hay lugar para el binomio ETA-Batasuna, que es hora de elegir: izquierda abertzale o ETA. Si de verdad ETA está dispuesta a cesar definitivamente, que lo diga y habrá contribuido enormemente a la legalización de Batasuna y se eliminará el dilema.
Mientras eso no se produzca Batasuna está obligada a pronunciarse y en consecuencia a optar.
Xabier Gurrutxaga (2011-01-13)