Hemos empezado el año con un importante aumento del precio de la luz y de la electricidad que consumimos pero apenas se han oído voces proponiendo un cambio en nuestra política energética. ¿?
Nuestra dependencia del exterior es excesiva y la única alternativa viable que tenemos a nuestra mano es la reconsideración de nuestra política nuclear. Me saltarán al cuello los ecologistas pero creo que habría que sentarse a hablar, pensar, razonar y apostar por nuevas vías que, en estos momentos, somos nosotros mismos las que nos hemos cerrado.
Tenemos que ser mas consecuentes con nuestro modo de vida. Reconozcamos que no estamos dispuestos a prescindir de aparatos domésticos que nos facilitan la vida en casa y en nuestro entorno. No podemos querer vivir como Francia o Alemania, renunciar a las centrales nucleares y luego comprarles a ellos la energía eléctrica que producen en las instaladas en sus territorios.
No podemos permitirnos ese lujo que, por otra parte, si nos librase de los peligros que los agoreros relacionan a esa fuente de energía, podrían convencernos, pero hoy en día, todo el mundo sabe que en caso de accidente en una central francesa, solo nos quedaría la posibilidad de soplar al viento para cambiarlo de dirección y sabemos que el aire no conoce fronteras.
Por otra parte, es una energía que se ha demostrado mas segura que la minería, que tantos muerto produce anualmente en el mundo, además de las enfermedades que ocasiona.
Sería una lástima que haya que esperar a que el partido de las gaviotas aterrice en La Moncloa para ver el nuevo plan energético del estado.
Conclusión: más limpia, más eficiente, y más barata. En definitiva, más ecológica. ¡Reconsideremos!
Conclusión: más limpia, más eficiente, y más barata. En definitiva, más ecológica. ¡Reconsideremos!