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martes, 25 de enero de 2011

¿A quién le importa EiTB?

De "mirando a las musarañas"

Carlos Gorostiza nos recordaba ayer en un espléndido post que de todas las instituciones que Euskadi ha ido creando a lo largo de las tres décadas transcurridas desde que los vascos aprobamos nuestro Estatuto de Gernika, la radiotelevisión vasca ha sido, y sigue siendo, una de las más simbólicas. Seguramente es por eso por lo que EiTB fue desde el primer instante blanco de tantas miradas y objeto de tantas expectativas. En año y medio se ha usado tan intensamente a EiTB como termómetro del cambio político que la importancia del termómetro mismo ha pasado a veces a un segundo plano.
Sin embargo EiTB es un patrimonio común que nos importa a muchos:


  • Le importa al Gobierno de Patxi López, que optó por estrenar un comportamiento nuevo en la historia del Ente Público proponiendo como Director General a un profesional sin adscripción partidaria y no, como había sido siempre, a un miembro del partido gobernante.
  • Le importa a la sociedad vasca, que valora un espacio en el que se reconozca a sí misma como sujeto colectivo, que sea un lugar de encuentro y convivencia y que refleje nuestra multifacética realidad.
  • Le importa a los trabajadores y trabajadoras de EiTB, que tienen ahora la primera oportunidad de dedicar sus esfuerzos a diseñar e impulsar una radiotelevisión pública de futuro, moderna, profesional, de calidad y que sea capaz de identificarse con una sociedad tan plural como es la vasca.
  • Le importa mucho al mundo del euskera y a sus hablantes, que con EiTB disponen de una herramienta única e insustituible para la normalización y para el desarrollo de la lengua.
  • Le importa a la cultura vasca, en todas sus manifestaciones, porque nuestra radiotelevisión es una ventana poderosa para su difusión y para su mismo desarrollo.
  • Le importa a la industria audiovisual vasca, dentro de la que EiTB ejerce una función dinamizadora y tractora.
Y nos importa sobre todo a quienes creemos que la libertad de prensa y de creación, que son básicas en cualquier sistema de libertades, no pueden estar solo en manos de los grandes grupos de comunicación privados.
Pero, si todo esto es cierto, también lo es que hay a quienes no les importa lo que le pase a EiTB. Son aquellos que dicen amarla cuando lo único que admiten es poseerla. A estos no les importa lo que le pase ya a la radiotelevisión de los vascos porque, acostumbrados a creerla suya, ven ahora con rabia y con alarma que ya no volverán a poder usarla para tratar de negar la Euskadi real, la de todos, y convertirla en la Euskadi identitaria y estrecha que solo ellos sueñan. A esos ya no les importa EiTB, y por eso la vapulean.
El futuro de EiTB está y estará del lado de aquellos a quienes nos importa el servicio público y no de que quienes pretenden mantenerla como un reducto de poder a la espera de ser reconquistado. Eso está tan claro como que la competencia privada espera ansiosa el botín resultante de la bronca.