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Es mi última lectura correspondiente a la última semana del pasado año. Recuerdo unas palabras de su autor, Don Winslow, que contestando a un crítico para quién el contenido de la novela era durísimo, respondió: “hay personajes ficticios y en más de una ocasión he fundido y mezclado acontecimientos; pero hay muy poco en el libro que no haya realmente sucedido. Eso es lo que da miedo. Mi editor se la pasaba diciéndome “Don, esto es demasiado”, y yo le respondía: “De acuerdo, yo pienso lo mismo. Pero es verdad.”
Día a día, leemos en la prensa, sobre lo que pasa en países como México, Colombia y alrededores: drogas, muertes, capos, venganzas, decapitaciones, masacres indiscriminadas, la DEA, la CIA, la Contra nicaragüense, el tráfico de armas, las FARC, la mafia irlandesa, la prostitución, la frontera y el Río Grande, las fidelidades, traiciones, vendettas, amores y desamores… Estos días hemos visto a una de las "capo" mas importantes colgada semidesnuda de un puente después de haber sido torturada por algún "cartel" contrario.
La idea de convertir a México no en productor, como había sido tradicional, sino en el "trampolín" a los Estados Unidos del producto colombiano está en el nucleo de la historia. El acuerdo era beneficioso para ambos. Desde Cali o Medellín se cargaban en aviones toneladas de cocaína con destino a México; allí, en los muchos aeropuertos clandestinos, se descargaba la mercancía (siempre en connivencia con elementos de la policia judicial, o la federal, o el político corrompido de turno), y emprendía camino a los Estados Unidos. México y los Estados Unidos comparten una frontera de tres mil kilometros...
De acuerdo, es ficción... pero asusta. Asusta porque sabemos que, desgraciadamente, la ficción siempre es superada por la realidad. Y porque, al fin y al cabo, lo que se cuenta en esta novela no dista mucho de lo que realmenteocurre. Son otros nombres, son otros personajes, pero los hechos (algunos verídicos) nos recuerdan, trágicamente, lo que escuchamos en las noticias, lo que leemos en los periódicos, lo que vemos en la televisión... La brutalidad de los cárteles en sus ajustes de cuentas llega al paroxismo de decapitar a sus enemigos y exhibir sus cabezas, alineadas una tras otra, en una escenografía tan macabra como desprovista de toda humanidad. En estas razias de extrema violencia se asesina indiscriminadamente a hombres, mujeres y niños.
En definitiva, una ficción sustentada en la más terrible realidad.