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La portada del semanario satírico Charlie Hebdo salío la semana pasada a la calle con esta portada y su sede resultó gravemente dañada por un ataque con un cóctel molotov, que provocó un incendio y destruyó buena parte de sus instalaciones.
Ya había provocado cierto revuelo en las redes sociales en los últimos días, al retratar al profeta, sonriente, prometiendo “100 latigazos a quienes no se mueran de risa”.
El número tenía como objetivo “celebrar la victoria” del partido islamista Ennahda en las elecciones en Túnez y el anuncio por parte del Consejo Nacional de Transición libio de que la sharía "sería la principal fuente de la nueva Constitución del país".
Observo cada vez con mayor preocupación la intransigencia de una cultura religiosa que no se cansa de reivindicar derechos, pero que donde domina el cotarro se muestra intransigente y nada dialogante con otras creencias minoritarias y donde no controla a la sociedad, a veces muestra su cara mas violenta y reaccionaria. No estaría de más que todos los musulmanes europeos condenasen sin paliativos estos actos reivindicados por gentes que dicen tener su misma religión, y colaborasen sin ahorrar ningún esfuerzo en la detención de esos fachas.