Tras la lamentable muerte del joven bilbaíno con motivo de un bolazo de la Ertzaintza en los incidentes que se produjeron después del partido del Athletic, y tras escuchar las noticias, comentarios y tertulias de estos días quiero trasladar mi propia reflexión:
Lo primero ha de ser enviar a la familia y amigos el pésame, el dolor y la profunda tristeza que nos produce a todas las personas normales cualquier muerte.
A continuación, criticar la actuación de la Ertzaintza, porque cuando se ha realizado una actuación con resultado de una persona muerta es evidente que algo se ha hecho rotundamente mal.
Y para terminar, recordar algo que en muchas tertulias, comentarios y criticas realizadas estos días ha pasado absolutamente desapercibido por muchos. Es lamentable que para muchas personas, celebrar algo tenga que ser sinónimo de alcohol. Por otra parte, es absolutamente condenable que determinados "aficionados" intenten confundir y mezclar su "amor" a los colores con su odio a las fuerzas policiales o a las organizaciones políticas democráticas. Un ejemplo claro lo tenemos todos los domingos que hay partido en San Mamés tras la portería de la Misericordia. Y les resulta "gratis". El lanzamiento de botellas con el que la Ertzaintza es recibido no ha sido criticado por muchos de los que se han rasgado estos días las vestiduras con la muerte de este joven. Es más, siguen sin ser capaces de hacerlo. Los que siguen apostando por la "socialización del sufrimiento" han tenido una buena ocasión para desarrollar su estrategia.
Sin duda la Ertzaintza ha cometido un grave error, pero los que crearon el conflicto que surgió aquel día en las inmediaciones de una "herriko taberna" no fueron las fuerzas de orden público vascas sino los "alborotadores" deseosos de "enmierdar" todo lo que tocan.