Rusia es un país con un grave problema de violencia doméstica: el 40% de los crímenes violentos se producen dentro de la familia. Y su Parlamento ha aprobado con una mayoría aplastante: 368 votos a favor, un voto en contra y una abstención, un texto que, aunque la cámara deberá votar de nuevo, si el texto se aprueba de nuevo, la ley recogerá el derecho a pegar dentro de la familia: a la mujer, al marido y también a los hijos. De esta manera, los maridos que peguen a sus mujeres sólo irán a prisión si lo hacen "más de una vez al año".
La Iglesia ortodoxa rusa, cada día con más influencia, apoya esta iniciativa y cree que es disculpable "el castigo corporal" si es "razonable y se hace con amor" porque "es un derecho esencial dado por Dios a los padres".
Lo más sorprendente es que detrás de esta iniciativa está una mujer: la conocida diputada Elena Mizulina, que no quiere que haya "personas encarceladas durante dos años y etiquetadas como criminales simplemente por dar una torta". Por eso cree que las agresiones en el entorno familiar, incluidas las del marido a la mujer, deberían ser sólo una falta administrativa.
Y para colmo, Mizulina -que es presidenta del Comité sobre Familia, Mujer y Asuntos infantiles- es también impulsora de la normativa que penaliza la "propaganda gay".
¿Qué más nos tocará ver. oír y tragar? ¿Hasta dónde llegará esta impresionante marcha atrás en derechos sociales y políticos a nivel mundial?