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sábado, 7 de enero de 2017

Sentimiento de culpa con el Barça


El Athletic es un equipo grande, está claro, pero no es un club poderoso, no tanto al menos como esas multinacionales del fútbol que dominan diversas Ligas. No escucharán nunca a Tebas decir que es bueno para el fútbol que la Liga la gane el Athletic, y sí lo ha dicho del Real Madrid o el Barcelona. La Liga, la Copa y la Supercopa, a ser posible, para que no se escape esa supuesta audiencia oriental, tan fácil de presentar como difícil de probar.

Por eso cuando por casualidad, o no tanto, se le ocurre ganar un partido a uno de esos equipos poderosos, ese triunfo que tanto mejora la autoestima de los seguidores del equipo rojiblanco, se convierte al final en un asunto desagradable. Ganarle al Barcelona acaba dando ganas de pedir perdón, porque termina por instalarse un sentimiento de culpa, como de haber hecho algo mal: perturbar el orden natural de las cosas. Siempre hay un pero. O el campo, o el árbitro, o la dureza del Athletic, o el virus FIFA, o como hace dos años en la final de la Supercopa, que las estrellas del Barça no estaban aún a punto.

Así es la cosa cuando enfrente están el Real Madrid o el Barcelona. El Athletic les cae simpático hasta que Aduriz marca el primero, y el asunto se va enfriando cuando Williams destroza la red con el segundo. Y entonces, como dicen en Cataluña, el asunto se embolica, y San Mamés ya no es tan grandioso, Aduriz es un cerdo y el árbitro es madridista.

Pues eso. Nos quedamos a gusto y que se fastidien los poderosos al menos por un día. Como decía Óscar De Marcos, que nos representaba a todos, en el palco de los jugadores, "¡a tomar por...!"