Imagen de archivo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy
y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez. /
PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)
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Los populares contienen la respiración en privado y golpean retórica y políticamente a diestra y siniestra en estas horas previas a la moción de censura que el PSOE defiende el jueves. Y que se votará el viernes.
Es la forma elegida por los colaboradores de Mariano Rajoy para defenderse del envite que les llegó con la sentencia de la Gürtel y que no vieron venir, seguramente por haberse acostumbrado en los últimos años a que la corrupción no pasa factura (o no excesiva) en las urnas, y que todo era cuestión de aguantar chaparrones.
Nunca hasta ahora se vieron en una situación parecida: estando en el poder, la oposición puede hacerles pagar el no haber reaccionado ante la sentencia de la Audiencia que condena al PP como partícipe a título lucrativo de las acciones de una red corrupta.
Pero la actitud de las primeras horas de Sanchez, diciendo algo así como que "la única alternativa ahora soy yo. Conmigo o con Rajoy", no parece que mida muy bien la correlación de fuerzas actual.
Es la forma elegida por los colaboradores de Mariano Rajoy para defenderse del envite que les llegó con la sentencia de la Gürtel y que no vieron venir, seguramente por haberse acostumbrado en los últimos años a que la corrupción no pasa factura (o no excesiva) en las urnas, y que todo era cuestión de aguantar chaparrones.
Nunca hasta ahora se vieron en una situación parecida: estando en el poder, la oposición puede hacerles pagar el no haber reaccionado ante la sentencia de la Audiencia que condena al PP como partícipe a título lucrativo de las acciones de una red corrupta.
Pero la actitud de las primeras horas de Sanchez, diciendo algo así como que "la única alternativa ahora soy yo. Conmigo o con Rajoy", no parece que mida muy bien la correlación de fuerzas actual.