El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

martes, 22 de mayo de 2018

Hay que ser un verdadero genio de la óptica para reunir tanto delincuente y tanto jeta ... en una sigla.

blogs.publico.es/davidtorres
Eduardo Zaplana era un hombre que presumía de no tener una sola mancha en su historial hasta esta misma mañana, cuando la Guardia Civil le ha encontrado trece o catorce. La ausencia de manchas es una afirmación bastante temeraria en el interior de un partido donde muchos de sus miembros tienden inevitablemente al ocelote, a la jirafa, al leopardo, a la pantera negra y, sobre todo, a la mofeta. Depredadores, ramoneadores y omnívoros forman un ecosistema que no le hace ascos a nada, ya sean comisiones, mordidas, sobres, deportivos, volquetes de putas, cuentas opacas e incluso peluquerías de guardia.

Sobre Zaplana gravitaba la sombra de la sospecha desde aquellos lejanos días de Terra Mítica en que uno de los empresarios acusados de la estafa le implicó en un cobro de comisiones ilegales. Que un hombre que parece un folleto viviente de publicidad de Rayos Uva fuese nombrado ministro de Trabajo por el dedo infalible de Jose Mari lo dice todo sobre los diversos inquilinos del ministerio y sobre el dedo infalible de Jose Mari. 

Resulta un ejemplo del don profético de Jose María Aznar -sólo igualado por la visión láser de Esperanza Aguirre- para escoger a su tropa. Hay que ser un verdadero genio de la óptica para reunir tanto delincuente y tanto jeta.