en la que los catalanes elegirán su Parlamento.
en la que elegiremos el nuevo Parlamento Europeo.

Enrique Galván:

No podemos dejar ganar a quienes degradan la política

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Dar una oportunidad al acuerdo.
Solo los fanáticos y los tontos pueden decir
que nunca se han corregido.

Mañana comienza la investidura.


Si de diez partidos del hemiciclo, ocho están de acuerdo,
los otros dos deberían darle una vuelta a su posición.
De VOX no espero nada. Del PP, sí.
He aquí ocho reflexiones  recogidas de :

1.-En un acuerdo hay que cederse mutuamente triunfos, lo cual siempre duele. Toca desdecirse en ocasiones. Bienvenido sea: solo los fanáticos y los tontos pueden decir que nunca se han corregido.

2.-El acuerdo, y esto es lo central, no incluye decisiones de orden político que no pasen –recuerden que ésta era la madre del cordero– por los procedimientos legales, constitucionales y democráticos y la renuncia a la unilateralidad.

3.-Ante una situación tan compleja, sería deseable evitar las grandilocuencias que nos excitan por encima de nuestras posibilidades de convivencia.

4.-Es tarea de cualquier Gobierno responsable limpiar de obstáculos el camino para convivir mejor. Añadir que esa tarea debe estar sujeta a Derecho y respetar los principios democráticos va de suyo.

5.-Debemos preguntarnos, por un lado, si este acuerdo nos ayuda en ese camino de reencuentro, que en todo caso será largo y lleno de desagradables tropiezos. Y, por otro lado, si se respetan los principios de Derecho y de democracia.

6.-La democracia española no es tan débil que la ventolera de un individuo, por muy presidente del Gobierno que sea, puede tumbarla en breve tiempo como si de la casa de paja de los tres cerditos se tratase

7.-Si este acuerdo nos acerca a una mejor convivencia en Cataluña y entre Cataluña y España, el precio bien pagado está. Esa mejor convivencia exigirá en todo caso la buena voluntad de muchos. 

8.-Enfrentarse es más fácil que negociar. Es más fácil construir un eslogan que un acuerdo. El rechazo no asume la responsabilidad ni el riesgo de equivocarse al confrontar con la realidad. Congelar el problema y eternizarlo es una opción, pero la buena política consiste en arriesgarse, con criterio y responsabilidad, con un fin legítimo y un medio legal. Me parece, hasta que se demuestre lo contrario, el caso. Yo le daría una oportunidad.