El helicóptero que transportaba al presidente de Irán, Ibrahim Raisi, cruel y sanguinario, se estrelló en el noreste del país, en la zona de Azerbaiyán Oriental. Muerto. En accidente fortuito. Nadie habla de atentado. Nadie se atreve, de momento. Recuerda al asesinato de Carrero. Ibrahim era el candidato favorito para sustituir al actual presidente. Con su muerte se abre la batalla a la sucesión. Sin su muerte nadie le hubiese cuestionado. Probablemente hubiera tenido otro "accidente".
Y el planeta está que arde. Entre muertos e intentos de asesinato de presidentes de Estado el panorama político mundial se está poniendo especialmente caliente.
En una semana Eslovaquia e Irán.
Las guerras de Ucrania/Rusia e Israel/Palestina no ven el final del túnel.
No parece que los fabricantes de armas vayan a pasar hambre.
Y aunque por estas latitudes parece que estamos tranquilos
y solo Milei y gente de su ralea nos enfadan e indignan,
el panorama mundial es profundamente desalentador,
y muy muy preocupante.