en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

jueves, 26 de abril de 2007

Kiefer en el Guggen

Tal como señala el museo Guggenheim, Kiefer, uno de los creadores fundamentales de nuestro tiempo, nació en 1945 un mes antes del suicidio de Hitler y del fin de la II Guerra Mundial, creció siendo testigo de la destrucción de la guerra moderna, de la desmembración de su país, de la reconstrucción de una nación dividida y de la lucha por su renovación.

Desde el convencimiento de que no existe una verdad, algo que demasiada gente todavía no ha descubierto, sino interpretaciones diferentes, Kiefer constantemente cuestiona en sus obras el lugar que ocupa el ser humano dentro del cosmos y analiza las interrelaciones entre la historia, la mitología, la literatura, la identidad y la arquitectura alemanas.

Como resultado, sus obras presentan superficies con múltiples capas, tan complejas y fragmentadas como los temas que tratan. Estas obras monumentales, que pocos museos pueden acoger y ofrecer a sus visitantes, repletas de referencias a la tradición romántica alemana y al acervo político y filosófico de su país, fusionan la pintura, el collage y la escultura, y combinan una paleta casi monocroma con materiales poco ortodoxos como plomo, alambre, paja, yeso, barro, semillas, girasoles, ceniza y polvo. De esta forma, Kiefer nos brinda un corpus de obra prolífico cuya escala monumental y particular textura subrayan la solemnidad y la naturaleza trascendente de su contenido.

En resumen, desde aquí invito al personal a no perderse la exposición. Y por otra parte, mi felicitación al museo por la organización de visitas guiadas al mediodía, con sabroso tentempié incluido, que facilita la comprensión de la obra, la relación entre los amigos del museo y la compatibilidad entre nuestras vidas cotidianas y el arte.