La proclamación de la provincia serbia de Kosovo como Estado soberano --que desde un punto de vista jurídico carece de base-- merece reposado análisis histórico, cultural y social.
Paradójicamente, la provincia kosovar existe como territorio administrativamente diferenciado por decisión política del gobierno de la dinamitada República Federativa Yugoslava.
Es más, la actual mayoría étnica albanesa --y en paralelo musulmana-- es fruto de migraciones masivas de origen político-económico, especialmente cuantiosas durante el último medio siglo, que también se han vivido y se viven en otras geografías de Europa sin que, curiosamente, terceros Estados (en el caso kosovar, con Alemania y EE UU a la cabeza) ni organizaciones internacionales (OTAN y UE) las hayan considerado de interés para promover la creación de nuevos Estados dependientes. Porque Kosovo, dejando de lado falacias pseudoculturales y pseudodemocráticas, es un Estado totalmente dependiente, tanto en lo económico como en lo político.
En Europa hay más kosovos... ¡y con más razón!
Breve relación de territorios de la vieja Europa --¡que agudeza la del ignorante George Walker Bush!-- que desde un punto de vista histórico, cultural y social, aplicado las mismas justificaciones que ha merecido Kosovo, bien podrían ser Estados soberanos más o menos dependientes con la bendición de la Unión Europea (UE) :
Abjazia, Bretaña, Cataluña, Córcega, Daguestán, Escocia, Flandes, Frisia, Gales, Galicia, Istria (península de), Laponia, Man (isla de), Osetia, País Vasco (incluidos los territorios franceses), y Sicilia (la histórica Magna Grecia)… Entre otros.
Sin olvidar que Valonia bien podría ser territorio del actual Estado francés, que Creta podría justificar ser independiente, que el territorio ruso de Kaliningrado es una creación geopolítica --al igual que Bélgica--, que Moldavia es un país desgarrado, que Hungría fue obligada a ceder casi el 50% de su territorio; o que en esta vieja y políticamente cobarde UE sobreviven colonias como Gibraltar, Irlanda del Norte o la isla de Jersey.
Para colmo, aplicando también los criterios que han sido utilizados en el caso kosovar, ¿qué es Suiza, más que la suma de tres territorios perfectamente diferenciados (alemán, francés e italiano) unidos a un diminuto país de lengua romance?
Pero, mantengamos abiertos los interrogantes: ¿qué son Mónaco, Liechtenstein, San Marino y Andorra como Estados soberanos, todos ellos altamente dependientes? ¡Ah!, es cierto, son cajas de acumulación de capital... Y esto, acumular dinero, sí es motivo para ser Estado. Ustedes perdonen... Independencia de papel mojado.
La Unión Europea es necesaria --¡sin duda!--, pero de un tiempo acá parece dispuesta a negarse a sí misma fomentando la discrecionalidad, también la jurídico-territorial, supeditándola --como en el caso kosovar-- a criterios étnico-religiosos.
O sea, etnicismo políticamente correcto y, conviene recordarlo, bendecido por Washington, que ultima el asentamiento de una de sus más modernas bases militares estratégicas en las proximidades de Pristina. ¡Viva Kosovo independiente!...
No es la primera vez que Europa ofrece armas a los partidarios de la discordia. Tras las tragedias de 1914-18 y de 1933-45 cabía confiar --así nos lo hicieron creer-- en que ambas lecciones habían sido asimiladas hasta formar parte del acervo europeísta. Al parecer, no ha sido así.
Recogido de Im-Pulso de Félix Soria
[TEXTO RELACIONADO: "Independencia en el mundo feliz global: La colonia de la OTAN en Kosovo", por Diana Johnstone, en Sin Permiso]