El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

lunes, 11 de febrero de 2008

Ya vale de esperar a que los otros maduren para recoger sus frutos

En el asunto del terrorismo y de la lucha contra él, se ha instalado en España una corriente política y social a la que una parte del nacionalismo trata en vano de hacer frente, pero que acabará arrastrándolo también a él por la mera fuerza de los hechos.



Por un lado, la izquierda abertzale probablemente no podrá volver a las instituciones mientras no se cumpla uno de los dos supuestos siguientes: o bien que ETA se disuelva, o bien que la izquierda abertzale rompa explícitamente sus vínculos con la banda. Sobrevivirán y malvivirán ANV y EHAK en ayuntamientos, juntas y parlamento hasta que terminen las presentes legislaturas, pero el escenario que comenzó a perfilarse con el "Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo", y se completó con la aprobación de la "Ley de Partidos", se ha consolidado de manera definitiva. Lo ha dicho Zubi y lo comparto.

Por otro lado, decía Joseba Arregi el domingo que "dejémonos de que Batasuna -o como se llame- tenga que bajar del monte a ETA, el PNV a Batasuna, el PSE al PNV: todo el mundo es mayorcito y sabe dónde está la democracia, la real o formal, no la utópica, no la irreal, no aquélla que viniera tras la destrucción de todas las cárceles. Todo el mundo sabe cuál es el camino y cómo llegar a él. Todo el mundo sabe ya que tiene que renunciar a pretensiones absolutas, sean de sentimiento o de ideología, para poder jugar en el espacio limitado de la democracia".

El 10 de Marzo, cuando el nacionalismo constate, tras el recuento de las papeletas, lo muy poco que habrá sacado de ese caladero que le está por muchas razones vedado, quizás comience a mirar las cosas con otros ojos y a darse cuenta de que su eventual crecimiento está en esa nueva corriente ciudadana que se ha creado y que, en vez de esforzarse inútilmente por parar, mejor haría en tratar de encauzar y liderar.

Porque, si no es por aquellas falsas expectativas electorales, no acaba de entenderse que sea el nacionalismo democrático el único que no se sienta cansado de las trampas que le ha tendido la izquierda abertzale y convencido del nulo resultado que han obtenido con aquélla las viejas prácticas empleadas.

Y ya se que no esta de moda que un nacionalista nombre a estos dos analistas políticos pero, cuando creo que uno tiene razón, aunque sea parcialmente, se la doy.