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Y cuando comienzo este tipo de reflexiones, siempre las relaciono con los barraqueros y el circo que visita anualmente Sopelana y pueblos similares. Se supone que vienen a transmitir y vender alegría. A mí, personalmente, lo que me transmiten es tristeza y cutrerío.
De la misma forma, están los políticos que se supone que te intentan vender esperanza, nuevos horizontes y verdes praderas que, una vez comprobadas su inexistencia y/o imposibilidad de alcanzarlas, de pisarlas, de vivirlas o de experimentarlas, te conducen a la frustración, desesperanza e imposibilidad de albergar mas confianza en ellos.