Frecuentemente, en todos los partidos, incluso en los que parecía que nunca iban a vivir determinadas situaciones, ocurre que tanto líderes como afiliación de base, pierden el norte y, movidos por intereses menos confesables, actúan contra sus propios compañeros y compañeras de partido peor que si fuesen enemigos del mas opuesto partido del arco parlamentario.
Y eso, siempre pasa factura.