El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

viernes, 30 de octubre de 2009

La nueva ley del aborto

En mas de un ambiente ajeno al Partido Nacionalista ha llamado la atención la postura que ha manifestado piensa mantener en relación al aborto en las próximas votaciones que se celebrarán en el Congreso de los Diputados. En ciertos ambientes internos, también.

Yo, personalmente, celebro la postura del Partido en esta cuestión, dando por superada una fase que, en mi opinión, necesitaba de una seria readaptación a los nuevos tiempos que vivimos. No es el momento de entrar a debatir sobre el concepto filosófico porque esto ya se hizo en su momento en el parlamento y ahora todos coinciden en la necesidad de regularlo.

Espero que no haya que recordarle a nadie que esta ley no obliga a abortar, que respeta las convicciones religiosas de quien opine lo contrario y que, de la misma manera, defiende el derecho de quienes prefieren no seguir con su inicial embarazo.

La salida de Izeta al ruedo de la discusión, invitando a la "reconsideración" del tema no me ha extrañado, pero no comparto en absoluto su opinión, y siempre me ha llamado la atención lo callada que estuvo la Iglesia católica sobre este tema en tiempos de Aznar y cómo se rasga las vestiduras señalando culpables fuera de los grupos "gaviotiles", ora PSOE, ora PNV.

No veo claro lo del derecho a la objeción. En cualquier caso, clarificarlo es muy necesario. Evidentemente es complicado y desde luego habrá que matizarlo mucho porque, por ejemplo, ante un supuesto de aborto terapéutico, siempre que no existan médicos no objetores disponibles, la objeción no exime al personal sanitario de hacer lo posible para salvar la vida de la madre, debiendo practicar el aborto si, de acuerdo con la lex artis, es absolutamente necesario para lograr esta finalidad. Por todo ello, cuanto más claro este todo por escrito, mejor.