La entrada en vigor del Tratado de Lisboa, al día de hoy, depende solamente del Tribunal Constitucional checo, que debe resolver un recurso presentado por 17 senadores del partido de Klaus, y de la posterior rúbrica del presidente checo, cuyo objetivo real es impedir que los ciudadanos descendientes de alemanes o habitantes de los Sudetes que fueron expropiados, expulsados y perseguidos después de la II Guerra Mundial, puedan acudir al tribunal de justicia de las comunidades europeas para reclamar indemnizaciones o la restitución de sus propiedades.
Mientras, todo un proyecto de Unión Europea esté pendiente de la decisión o indecisión de un "reyezuelo" ... ¡Mal vamos! ¡Hay que cambiar la s normas del juego para que ningún "donnadie" pueda boicotear el camino elegido por todo el resto de la Unión.