Sin duda llama la atención. Parece que primero le proponen el puesto, le manifiestan su apoyo los dos partidos necesarios para que en el parlamento el nombramiento salga adelante y, me imagino que después de pensárselo un poco, dijo sí.
Después, más tranquilo y en la intimidad, reflexiona sobre los nombres que uno y otro le proponen que sitúe en su entorno, analiza los recortes que va a tener que llevar adelante sí o sí, se imagina los conflictos laborales que se le avecinan, se ve como diana de las iras de sus compañeros de trabajo durante muchos años, intuye las consignas sindicales que le empiezan a preparar, y concluye que una retirada a tiempo siempre puede terminar resultando una gran victoria ... al menos, personal.
¿A alguien se le ocurre otro razonamiento para esta curiosa historia?