El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

sábado, 2 de febrero de 2013

Quizás Rajoy hoy ha hecho lo que tenía que hacer, pero debería encargarse de encontrar su propio Mario Monti

Escuché con toda atención la intervención de Mariano Rajoy en el Comité Ejecutivo del Partido Popular: dijo, secillamente, lo que no tenía más remedio que decir. Un ejercicio muy conveniente cuando discutes con alguien, es colocarte de vez en cuando en la piel de tu adversario. Si yo me colocase en la situación que tiene hoy Mariano Rajoy, lo mejor que podría hacer es lo que él ha hecho: negar hasta lo evidente. Un sólo paso atrás en esta estrategia, significaría que el PP caería como un castillo de naipes. Pero no sólo negar hasta lo evidente, además, iniciar demandas ante los Tribunales por todo lo que acuse cualquier medio de comunicación. La cosa es sencilla: si lo que se publica es mentira, los periódicos que lo explican son unos mentirosos y unos delincuentes. ¡Al bunker, amigos, que vienen a por nosotros!


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El PP tendrá que dibujar -discretamente- una estrategia alternativo por si falla la que ha puesto hoy en marcha su presidente. Y esa estrategia es la misma que en otra situación límite encontró Italia: buscar un Mario Monti que tenga que hacer lo que se tiene que hacer, pero sin que los gobernantes abandonen la posición de gobierno, ni convocar elecciones generales.
El PP, con mayoría absoluta, debería encargarse de encontrar su Mario Monti, no un Mario Monti. Esa sería la diferencia con lo que pasó en Italia en otro momento crítico.
Supongamos que el PP busca, y encuentra, un conocido economista de máximo prestigio nacional e internacional. Le ofrece la presidencia del gobierno y pacto para definir sus ministros. Dimisión inmediata de Rajoy y de todos sus colaboradores. Votación en el Congreso del nombre elegido. Bronca segura, pero la mayoría absoluta del PP garantiza la elección del candidato pactado dentro del PP. Constitución de un gobierno nuevo con mucho nombre con buena imagen en la opinión pública.Y elección segura con los votos del PP.
El primer acuerdo del nuevo gobierno: tender una mano a todo el arco parlamentario para pactar una ley de Trasparencia, una ley de Partidos Políticos y una ley Electoral.
Y dentro de tres años unas elecciones generales que igual las gana un PP renovado (la economía en plena recuperación) aunque no con mayoría absoluta.
La alternativa a esta solución es que el PP se arrastre por el barro de la corrupción hasta el 2015 (si lo aguanta) y que España sufra el desgaste del PP en sus carnes económicas internacionales.
Hay tiempo para encontrar ese Mario Monti popular, pero o hace esto o no se me ocurre como puede mantenerse el PP simplemente refugiado en su bunker.