Pocos motivos para la alegría. Solo un suspiro ocasional
por ver cómo, por esta vez, nos hemos librado.
La extrema derecha nunca ha desaparecido,
ni en Austria ni en muchos puntos de Europa y ahora,
con problemas sociales que utiliza como caldo de cultivo
extiende su poder de manera alarmante.
El aumento del populismo de izquierda y de derecha
esquina a las dos grandes familias políticas europeas que,
si no saben reaccionar con carácter de urgencia,
podran ver cómo tiempos pasados vuelven al presente
con la violencia y el terror que conllevaron entonces.
Por otra parte, el empate técnico en votos
no da motivos a corto plazo para la esperanza.
Mas bien al contrario.
Habiendo ganado en una situación tan endeble,
en pocos meses se le puede volver todo en su contra
y vernos allí, en aquel pedazo de Europa,
en una situación peor que la actual.