Prohibir una salvajada suena razonable.
Por mucho que algunos la sustenten en la tradición.
¡Maldita tradición la que algunos tenían de quemar
a su oposición acusándoles de brujería, traición o,
simplemente no seguir sus predicamentos!
¡ Malditas tradiciones !
Seguir la tradición,
por el mero hecho de que siempre ha sido así,
es simplemente una solemne estupidez.