El PP ha convertido el asunto Rivera en un fracaso propio cuando realmente es un éxito para el País

miércoles, 25 de mayo de 2016

“Si dependo de los votos de Iglesias, estoy convencido de que no seré presidente del Gobierno”

Buen titular, vive Dios; seguro que han felicitado al autor de la frase. Pero, analizada seriamente, viene cargada de implicaciones peligrosas para quien la pronuncia.

Para empezar, es una enmienda a la totalidad de la estrategia negociadora del propio Sánchez entre el 21 de diciembre y el 2 de mayo. Decenas de voces dentro y fuera del PSOE advirtieron desde el primer día que Iglesias no tenía la menor intención de sentar a Sánchez en La Moncloa. 

Pero el líder socialista primero viajó a Lisboa para importar el modelo; luego obtuvo el encargo real de presentarse a la investidura arguyendo que estaría en condiciones de lograr una mayoría gracias a los votos o a la abstención de Podemos; fingió escándalo cuando no los obtuvo; salió de su entrevista con Iglesias del 30 de marzo pregonando alegremente que “estamos más cerca del Gobierno del cambio que de repetir elecciones”; y aún hace pocos días mostraba su voluntad de volver a negociar con el líder de Podemos después del 26-J.

Nada de todo eso casa con su convicción actual de que tal apoyo no se va a producir pase lo que pase el 27-J. 

¿Cuándo exactamente se cayó del caballo?


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