Mario Gas dirige esta obra, que cuenta con un excelente Pablo Derqui para el papel protagonista (ya trabajó con Gas en La muerte de un viajante).
El absurdo existencial, la enajenación metafísica, el sufrimiento y la lógica del poder se muestran en escena en este montaje basado en Calígula, una de las grandes piezas dramáticas de Albert Camus.