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A menudo se recurre a la bandera para simbolizar el manto de silencio sobre el 'caso Pujol'. Pero es una metáfora demasiado condescendiente. La magnitud de lo robado implica a personas concretas y delata un latrocinio sistémico con raíces en todos los ámbitos: económicos, empresariales, periodísticos… El “ara no toca” fue asumido por muchos que, directa o indirectamente, nacionalistas o no, sabían que vivirían mejor sin poner los focos en el saqueo. Unos se enriquecían. Otros medraban. Y otros más, simplemente, se protegían de la intemperie. Muchos tuvieron que saber y muchos siguen callando. ¿Seguro que es cosa del pasado?