La película reconstruye los últimos meses de vida del filósofo y novelista, rector de la Universidad de Salamanca, desde el golpe de Estado de Franco, hasta su muerte en diciembre de 1936.
Unamuno posee unos férreos principios, pero duda. Recordemos que "dudar es de sabios" y, normalmente, los que presumen de ideas inamovibles suelen ser "ovejas de mentes sencillas", la "virtud" de nuestro filósofo, tanto entonces como en los tiempos que corren está muy mal visto.
Si hacemos una comparativa con los tiempos actuales, podríamos concluir que en 83 años parecería que en España no nos hemos movido ni un milímetro. No digo que haya un ambiente prebélico, pero sí que no hemos cambiado casi nada. Y ahora vamos a elecciones. Seguimos observando a los "pajas mentales" por un lado con argumentos razonables en temas concretos y los que ante su incapacidad mental para debatir y rebatir, responden con el "Viva España" o "Gora Euskadi" correspondiente, simple y sin argumentos. Tal como declara Karra Lejarralde en su campaña promocional en algún diario: "¿Sabes lo que somos los españoles? Raritos de cojones".
Él apostaba por el procedimiento prueba-error, con lo que le gustaba equivocarse para aprender. Y, sobre todo, que amaba subvertir, tocar los cojones". Eso, en la militancia política de los grandes partidos de entonces y de ahora está muy mal visto.
En el enfrentamiento final en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, entre un Millán-Astray deseoso de venganza y arropado por el poder y por la horda de falangistas y legionarios que lo rodean y un Unamuno que alza la voz ante la barbarie, en su "Viva la muerte; es decir, muera la vida" y, por descontado, en su "Venceréis, pero no convenceréis" vive el espíritu de una película que sugiere que nos miremos a nosotros mismos, tantas décadas después, para que juzguemos los muchos o los escasos avances obtenidos. O que queramos empezar a conseguir.
Recomiendo su visión y un cine fórum posterior entre amigos. A ver si se es capaz de comentar y discutir sin enfadarse.
En el enfrentamiento final en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, entre un Millán-Astray deseoso de venganza y arropado por el poder y por la horda de falangistas y legionarios que lo rodean y un Unamuno que alza la voz ante la barbarie, en su "Viva la muerte; es decir, muera la vida" y, por descontado, en su "Venceréis, pero no convenceréis" vive el espíritu de una película que sugiere que nos miremos a nosotros mismos, tantas décadas después, para que juzguemos los muchos o los escasos avances obtenidos. O que queramos empezar a conseguir.
Recomiendo su visión y un cine fórum posterior entre amigos. A ver si se es capaz de comentar y discutir sin enfadarse.