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Según se empezó a comentar ayer, ya sin tapujos, sea quien sea la persona que encabece la lista, todo apunta a que la gran novedad de la repetición electoral será la presencia de Iñigo Errejón, al menos en lo que a las listas de Madrid se refiere.
Fobias y filias aparte, hay que convenir en que Errejón es una auténtica rareza, un tipo de una inteligencia política algo más que notable que destaca en el mar de mediocridad y tontuna por el que navega nuestra clase política.
Y sea quien sea la persona que encabece la lista, el que salga a escena, su éxito o su fracaso en la representación será determinante en la reformulación de Podemos, aplazada durante estos meses, y no dejará indiferente al PSOE que, aunque sólo fuera por justicia poética, le estaría bien empleado que algo parecido a una tempestad le moviera el flequillo después de su irresponsable siembra de vientos.
El de Errejón sería un aire fresco, la novedad del día de la marmota. Y ya decía Quevedo que si alguna cosa despierta el bullicio del pueblo es la novedad.