Érase una vez un país llamado Italia donde, en menos de un mes, dos partidos no muy bien avenidos llegaron a un acuerdo para gobernar, evitar elecciones y, ya que estaban, mandar al rincón de pensar al malo de la película, Salvini.
En un país llamado España hace demasiado tiempo que para formar el gobierno del Estado nadie llega a un acuerdo con otro partido. Más de una vez he dicho que tendríamos que importar el método con el que resuelven la elección presidencial en el país de los pastores con sotana. En los edificios del parlamento encerrados hasta la "fumata blanca". Seguro que les sobrarían días de la primera semana para pactar.