elpais.com/opinion/el-supuesto-virus-del-fascismo Emilio Gentile es historiador. Autor de Quién es fascista (Alianza).Traducción de Carlos Gumpert. |
Una de las consecuencias de la covid-19 en Italia es el descubrimiento de que el fascismo es un virus mutante, aún presente y peligroso. No tengo constancia de que nadie, para corroborar este hallazgo, haya asociado la aparición de la covid-19 en 2019 con el centenario del nacimiento del fascismo, que tuvo lugar en 1919. En realidad, el descubrimiento del virus fascista precedió a la covid-19. De hecho, en abril del año pasado, el escritor Andrea Camilleri afirmó: “El fascismo es un virus mutante”.
No tiene sentido hablar de un “regreso del fascismo” porque tanto en la Italia republicana como en la España monárquica actual nunca han faltado los fascistas.
Si alguna vez se descubre una vacuna antifascista, ¿solo se les inyectará a aquellos que dicen ser fascistas? ¿Cómo podremos identificar a los infectados entre aquellos que no se declaran fascistas? ¿Se inoculará solo a los contagiados o será obligatorio para toda la población sana? ¿Y cómo habrá que comportarse con las personas que la rechacen? ¿Y si el virus fascista, después de curarse una primera vez, vuelve como huésped al mismo cuerpo? Y lo más importante, ¿a quién se le conferirá el poder de identificar quién está infectado con el virus fascista, aunque no muestre síntomas del virus? Son cuestiones inevitables, que no suponen un desafío a la ciencia, sino a la seriedad de cualquier reflexión sobre el fascismo.
Si alguna vez se descubre una vacuna antifascista, ¿solo se les inyectará a aquellos que dicen ser fascistas? ¿Cómo podremos identificar a los infectados entre aquellos que no se declaran fascistas? ¿Se inoculará solo a los contagiados o será obligatorio para toda la población sana? ¿Y cómo habrá que comportarse con las personas que la rechacen? ¿Y si el virus fascista, después de curarse una primera vez, vuelve como huésped al mismo cuerpo? Y lo más importante, ¿a quién se le conferirá el poder de identificar quién está infectado con el virus fascista, aunque no muestre síntomas del virus? Son cuestiones inevitables, que no suponen un desafío a la ciencia, sino a la seriedad de cualquier reflexión sobre el fascismo.