Gabriel Boric tiene un faro tatuado en un brazo. Su luz alumbra hoy un Chile que ha logrado espantar al fantasma de la ultraderecha.
El contundente triunfo del candidato izquierdista en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales frente al ultraconservador José Antonio Kast (55,8%-44,1%) es la culminación de un deseo de cambio expresado por la sociedad chilena a partir de las protestas callejeras de hace dos años.
Una sociedad que ha vuelto a movilizarse, ahora en las urnas, para darle un voto de confianza a una nueva forma de entender la política. Con el triunfo de Boric, se espera que haya una sintonía entre el nuevo Gobierno y las propuestas de los constituyentes. Como ha dicho el cineasta Patricio Guzmán, "Chile va acercándose, peldaño a peldaño, a una transformación".
El contundente triunfo del candidato izquierdista en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales frente al ultraconservador José Antonio Kast (55,8%-44,1%) es la culminación de un deseo de cambio expresado por la sociedad chilena a partir de las protestas callejeras de hace dos años.
publico.es/elecciones-chile |
La holgada victoria de Boric apuntala la nueva política en Chile. El Frente Amplio, fundado a raíz de las movilizaciones estudiantiles de 2011 con un espíritu similar al de Podemos en España se ha convertido en la formación que le ha parado los pies al pinochetista Kast (enmarcado en esa internacional negra del populismo ultraconservador en la que militan los Bolsonaro, Trump, Orbán o Abascal).
Chile despertó. Ójala en España, cuando toque, podamos decir lo mismo.
Por de pronto, serán los castellanos leoneses, de aquí a dos meses, los que empezarán a decidir.
Chile despertó. Ójala en España, cuando toque, podamos decir lo mismo.
Por de pronto, serán los castellanos leoneses, de aquí a dos meses, los que empezarán a decidir.