No debe de ser fácil para un rey hilvanar un discurso de Nochebuena mínimamente interesante para la ciudadanía, y menos en estos tiempos acelerados en los que vivimos a golpe de tuit y de click.
Sabe que será examinado con lupa lo que dice casi tanto como lo que no dice.
Pero lo cierto es que cuesta más extraer un titular del discurso de Felipe VI en este 24 de diciembre de 2021 (ver aquí) que encontrar un test de antígenos en Madrid.
Lo primero, desgraciadamente para los monárquicos, ya es costumbre; lo segundo nos precupa bastante más al común de los mortales.