en la que elegiremos el nuevo Parlamento Vasco.

martes, 14 de diciembre de 2021

La Socialdemocracia europea recupera el pulso.
Las políticas de Joe Biden, los tories, Merkel
y la del mismísimo PNV lo corroboran.

 Los cantos funerarios van a tener que esperar. El último ciclo electoral que ha vivido Europa ha dado un brío nuevo a la socialdemocracia tras la nefasta gestión de la crisis financiera de 2008, aún viva cuando llegó la pandemia en el invierno de 2020. La victoria del nuevo canciller socialdemócrata, Olaf Scholz, ha ratificado el cambio de expectativas de la socialdemocracia y, de momento, la incógnita por el futuro presidente de Francia juega en cualquier ecuación a favor de Emmanuel Macron, un liberal que también procede de las filas socialistas. Su proyecto político para Europa sobre el salario mínimo europeo, el impuesto al carbono y el desarrollo de un brazo fiscal en la Unión, está mucho más próximo a una sensibilidad socialdemócrata que a la de su propia familia política.
La presidencia de Joe Biden y su ingente plan multimillonario de protección social va en la misma dirección con el fin de paliar los efectos más destructivos de la pandemia.
En un contexto en el que la derecha conservadora carece de un programa distinto al fracasado neoliberalismo, la socialdemocracia recupera el pulso con medidas sociales concretas. Es el único camino, además, para hacer frente a la explosión populista ultra y sus propuestas demagógicas y excluyentes.
El famoso consenso progre retrata precisamente el éxito de las políticas de la socialdemocracia, al haber sido asumidas en buena parte por partidos de otras familias, como los 
tories en el Reino Unido, la misma Merkel en Alemania, y aquí, en casa, y desde hace muchos años, el mismísimo PNV.