El 9 de mayo se celebra el Día de Europa para conmemorar la declaración con la que Robert Schuman, ministro de Defensa francés, dio luz verde –en 1950– a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA).
www.eldiario.es/opinion/tribuna-abierta/dia-europa
Hoy en día, 73 años después, la UE podría promover y exportar su modelo de Estado social, en el que tanto las libertades como los derechos de los trabajadores son intangibles.
Una alternativa al economicismo y al capitalismo financiero o de Estado, predominantes en la actualidad, degradantes para el hombre y destructivos para el planeta.
Un modelo que ponga en el centro el desarrollo integral de la persona y la preservación del medio natural, por encima de un crecimiento desordenado y depredador.
¿Una utopía? No, una posibilidad real, si la gente de verdad lo quiere.
Esa es la Europa que queremos, por la que vale la pena trabajar.
No la que se rearma, no la que consume recursos desaforadamente, por encima de las posibilidades del planeta y en detrimento de otros países menos desarrollados, no la que pone muros a los que llaman a su puerta en busca de una oportunidad vital.
Sí una Europa solidaria, que contribuya a un mundo en el que no haya que defenderse porque nadie tenga necesidad ni incentivos para agredir a otro.
Que continúe lo que hizo Schuman, entre otros, hace hoy 73 años, para que nunca más Francia y Alemania –que habían protagonizado tres guerras en 70 años- tuvieran ningún interés ni motivo para volver a enfrentarse. Ellos demostraron que se puede hacer. Hagámoslo.
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Hoy en día, 73 años después, la UE podría promover y exportar su modelo de Estado social, en el que tanto las libertades como los derechos de los trabajadores son intangibles.
Una alternativa al economicismo y al capitalismo financiero o de Estado, predominantes en la actualidad, degradantes para el hombre y destructivos para el planeta.
Un modelo que ponga en el centro el desarrollo integral de la persona y la preservación del medio natural, por encima de un crecimiento desordenado y depredador.
¿Una utopía? No, una posibilidad real, si la gente de verdad lo quiere.
Esa es la Europa que queremos, por la que vale la pena trabajar.
No la que se rearma, no la que consume recursos desaforadamente, por encima de las posibilidades del planeta y en detrimento de otros países menos desarrollados, no la que pone muros a los que llaman a su puerta en busca de una oportunidad vital.
Sí una Europa solidaria, que contribuya a un mundo en el que no haya que defenderse porque nadie tenga necesidad ni incentivos para agredir a otro.
Que continúe lo que hizo Schuman, entre otros, hace hoy 73 años, para que nunca más Francia y Alemania –que habían protagonizado tres guerras en 70 años- tuvieran ningún interés ni motivo para volver a enfrentarse. Ellos demostraron que se puede hacer. Hagámoslo.