Estamos acostumbrados a leer los datos de las grandes corrupciones que han aflorado en este país en los últimos años y, todas ellas, con muchos ceros, que se quedan en muy pocas manos. A eso llamo "corrupción chaparrón" que dura poco, es muy localizada y es muy intensa.
Y luego está la "corrupción sirimiri", esa que dura mucho, que moja poco a poco, e incluso puede producir un gustillo prolongado a quien la recibe.
Imagínense ustedes que a usted, o su hijo/a, se les otorga un puesto de trabajo indefinido "por el morro", por ser usted quien es y votar a quien vota. Los dos mil y pico euros mensuales en una vida laboral no bajan del millón de euros, toda una cifra que recogida de un golpe resulta escandalosa y que para muchos es simplemente normal, fruto de la buena suerte, de saber estar en el partido adecuado en el momento oportuno y que solo puede suponer reconocimiento eterno en forma de voto propio y de sus familiares.
Todo un negocio.
Todo un negocio.