Aunque se haga con el mayor de los cariños, no tener en cuenta la realidad social es actuar con voluntarismo, y el voluntarismo siempre tiene efectos nocivos, y en casos como este, puede ser un peligroso boomerang.
Hace unas semanas, un juez anuló un acto administrativo del que algunos dedujeron que se estaba realizando un ataque contra el euskera. Error. Y mayor aun, pensar que a favor del euskera todo vale.
En Euskadi hay una normativa que establece un índice de obligado cumplimiento en cada una de las administraciones para fijar el porcentaje de plazas en euskera, pero en este país hay un sector político y social que considera que por un supuesto fomento del euskera todo está justificado y es legítimo, aunque supere lo regulado legalmente.
Parece ser que algunos buscan que el euskera se convierta en la lengua central con independencia de cuál sea la realidad sociolingüística. Y eso puede resultar a corto plazo bueno para ellos, pero no ayuda a la lengua.
Con esta actitud, una lengua tan débil socialmente como el euskera pagará un precio del que difícilmente se recuperará. El progreso que ha habido estos años en la expansión de su conocimiento, que no quiere decir en su uso, ha sido posible por ese consenso. Y si se rompe, quienes lo hagan, tendrán que asumir las consecuencias.
Un ejemplo de esta, en mi opinión, errónea política.
Tenemos entre nosotros muchos niños y niñas de Ucrania
que están escolarizados en nuestros centros.
Con sus frustraciones y con sus intereses centrados
a miles de kilómetros de aquí.
Acogerles en nuestros centros educativos
es lo mejor que podemos hacer.
Pero reconociendo que la gran mayoría ha sido acogida
por familias castellanoparlantes, introducirles otro idioma
para los pocos meses que vayan a estar aquí,
no me parece que sea la mejor manera de defender a futuro
el idioma de Axular.
Tenemos entre nosotros muchos niños y niñas de Ucrania
que están escolarizados en nuestros centros.
Con sus frustraciones y con sus intereses centrados
a miles de kilómetros de aquí.
Acogerles en nuestros centros educativos
es lo mejor que podemos hacer.
Pero reconociendo que la gran mayoría ha sido acogida
por familias castellanoparlantes, introducirles otro idioma
para los pocos meses que vayan a estar aquí,
no me parece que sea la mejor manera de defender a futuro
el idioma de Axular.