La victoria del actual presidente, Erdogan, en el primera vuelta de los comicios chocó con las expectativas de los inversores, que la pasada semana apostaban por el triunfo de su opositor Kilicdaroglu. Y como conclusión, las acciones del banco han bajado.
El relevo en la cúpula del Estado se interpretaba como una buena opción para que las entidades financieras del país puedan mejorar su cuenta de resultados. Nada que ver con el laicismo, la democracia o la represión ejercida por el actual presidente.
Erdogan ha mantenido hasta ahora una política económica que ha desencadenado a los inversores del BBVA ya que parecía que, un hipotético gobierno de la oposición, introduciría un escenario que permitiría a los bancos turcos mejorar de forma sensible su cuenta de resultados y controlar la inflación.
Así que, a lo mejor conviene invertir un poquito, directa o indirectamente, en la segunda campaña del, de momento, líder opositor. Sería una interesante opción.