La sal, u «oro blanco», es la única roca comestible por el ser humano.
Se lleva utilizando desde la antigüedad hasta nuestros días para diferentes fines: conservar alimentos, quitamanchas, limpiar el cobre, cocinar, usos industriales y ganaderos, deshielo de pavimentos, balnearios e incluso fue utilizada como salario («salarium» en latín) para pagar a los legionarios romanos.
Por ella se han generado guerras para controlar los depósitos salinos y los mercados de la sal.
Por ésto y más, entre otras cosas por sus renovadas instalaciones para los visitantes, merece la pena la visita a Salinas de Añana, un Valle Salado en Álava.
Se lleva utilizando desde la antigüedad hasta nuestros días para diferentes fines: conservar alimentos, quitamanchas, limpiar el cobre, cocinar, usos industriales y ganaderos, deshielo de pavimentos, balnearios e incluso fue utilizada como salario («salarium» en latín) para pagar a los legionarios romanos.
Por ella se han generado guerras para controlar los depósitos salinos y los mercados de la sal.
Por ésto y más, entre otras cosas por sus renovadas instalaciones para los visitantes, merece la pena la visita a Salinas de Añana, un Valle Salado en Álava.