Lo que deben de suponer el nazismo y el fascismo
para que en la Segunda Guerra Mundial
el capitalismo y el comunismo
se aliaran para erradicarlos y vencerlos.
Ahora, décadas después, se pierde la memoria
y se les deja pasar a las instituciones llamadas democráticas
para que puedan dinamitarlas desde su interior.
No es que ellos y ellas sean demasiados, que también,
sino que esta perversa ideología se alimenta
de la pasividad de la gente que no acude a votar.