Además, en unas elecciones parlamentarias en un país con suficiente historia democrática, el electorado desea recibir mensajes y propuestas claras y nítidas, algo que dificilmente puede darse cuando se concurre en alegre biribilqueta, mezclando churras con merinas. Es necesario mostrar nuestra propia imagen y presentar nuestras propias alternativas, dejando claras nuestras propias opciones.
Por el contrario, hoy en día las coaliciones pueden dar la sensación de que algunos de los coaligados comiencen a sentir cierto miedo preescénico, y algunas escenificaciones de muchas siglas unidas como si todas tuviesen el mismo valor, evidentemente bajan inmediatamente la cotización del grande y dan la sensación de que se representa lo que un amigo ha señalado con acierto "la revolución de los pitufos", dicho esto sin ningún afan de molestar a nadie.